Politica, economía

martes, julio 16, 2013

Embajador Gay



Por Francisco Luciano

Francisco Luciano
Un escarceo mayúsculo se ha producido en el país por la designación de James  Brewster quien es un connotado militante de la gay en su país y el mundo, bajo el alegato de que este presionara la legalización de los matrimonios entre homosexuales en nuestro país.

Las iglesias católicas y evangélicas se han pronunciado para que el poder ejecutivo objete la acreditación del embajador designado por el presidente Barack Obama  quien se desempeña como  director nacional para el colectivo de lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros (LGBT) del Comité Nacional Demócrata.

Hasta el Movimiento Izquierda Unida (MIU) se ha pronunciado en contra de la presencia en el país de Brewster como embajador en el país alegando que este no concuerda con la idiosincrasia y la cultura dominicana ya que es un activista promotor de los gays alegando que pudo haberse enviado a un especialista en narcotráfico  o en asunto migratorio, procediendo a enviar una carta al senado de los Estados Unidos para externar su oposición a la designación del embajador.

Es un derecho de cada país designar como diplomático a las personas que entiendan que mejor puedan representar sus intereses políticos en el país donde los designa.

Quien suscribe estaría encabezando personalmente la oposición a la instalación de Brewster como embajador o de  cualquier otra posición si se le conociera como  un pedófilo o proxeneta, pero resulta que su fama es ganada en base a una actitud correcta, valiente y honesta pues es una persona que no niega su preferencia sexual y mientras lo haga con responsabilidad y dentro de sus cabales está en su derecho, pues ninguna ley nacional condena ni prohíbe la homexualidad.

Un embajador gringo siempre va a representar los intereses de su país en tanto que potencia imperial y siempre tratara de intervenir o de influenciar en los asuntos domésticos del país donde se encuentre para beneficio de los suyos, pero solo tienen  éxito si encuentran autoridades locales  de cera o serviles en el país que los acoge.

Finalmente los homosexuales  y lesbianas constituyen una minoría discriminada y muchas asediadas en diversas sociedades, muchos son los de este litoral que han servido con más entereza a la causa de sus pueblos que los que disfrazados de “machitos” han cogido las de Villadiego a la hora de la verdad cuando la patria les ha necesitado. Ser gays y tener el valor de expresarlo es un acto de valentía frente a sociedades donde muchos encubiertos se suman al coro de la denotación y las descalificaciones.

El autor es catedrático universitario y dirigente del PTD

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