Por: Manuel
Hernández Villeta/A Pleno Sol
Los derechos
humanos son una concepción social y política -por encima del partidismo-
que tenemos como protección y respeto los ciudadanos. Hay que respetar
los derechos humanos de los que directamente entran en la política
partidista, y los que van del trabajo a la casa o de la iglesia al hogar, o del
cuartel a la calle.
Tienen
derechos humanos que defender y respetar los civiles, militares y policías.
Para muchas organizaciones representativas de los derechos humanos un lindero
lo tienen los civiles y otros los militares y los policías.
Pero no,
cuando se habla de violaciones al derecho a la vida no hay uniformados ni
paisanos, ni religiosos ni comunistas. A todos toca luchar para que se le
respete su integridad física.
Cuando un
guardia o un policía cae víctima de la violencia que sacude a la sociedad
dominicana, hay que levantar la bandera de los derechos humanos, y de protestar
por ese hecho de violencia.
No se puede
confundir la lucha contra agentes que sean represivos y que obtengan
confesiones a puño y macanazos, y uniformados que son cazados por la
delincuencia, con perjuicio de su vida y su integridad física.
Las
organizaciones representativas de los derechos humanos tienen hoy que
comprender que los agentes de policía que son victimas del delito también son
dominicanos, y por lo menos un párrafo de análisis de ese crimen se debe
reproducir.
Puede ser
que el mayor grado de sufrimientos por violaciones a los derechos humanos ocurra
entre civiles, que es la mayoría de la población y la que en muchos casos se
encuentra indefensa, pero ello no debe llevar a que se pongan un paño en los
ojos, para no ver un crimen en contra de un uniformado.
Siempre
hemos estado en contra de un policía o un guardia abusador, que a un detenido
lo golpea y le quita la vida, o que lo interroga dándole palos. Ahora usted no
se puede cegar, en esta ola de violencia han asesinado a civiles y a humildes
agentes y oficiales sin distinción.
Como las
organizaciones de los derechos humanos van al velatorio de un joven muerto por
la violencia en exceso, así también deben y tienen que mandar a su
representante cuando en medio de la barbarie cae un agente de la policía o un
miembro de las Fuerzas Armadas.
Si las instituciones
de los derechos humanos quieren ser representativas, tienen que albergar en su
seno el dolor cuando en forma vil y salvaje muere un civil, un militar o un
policía.
Todos deben
descansar en paz, y que haya justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario