Politica, economía

viernes, julio 05, 2013

Derechos humanos



Por: Manuel Hernández Villeta/A Pleno Sol

Los derechos humanos  son una concepción social y política -por encima del partidismo- que tenemos como protección y respeto  los ciudadanos. Hay que respetar los derechos humanos  de los que directamente entran en la política partidista, y los que van del trabajo a la casa o de la iglesia al hogar, o del cuartel a la calle.

Tienen derechos humanos que defender y respetar los civiles, militares y policías. Para muchas organizaciones representativas de los derechos humanos un lindero lo tienen los civiles y otros los militares y los policías.
Pero no, cuando se habla de violaciones al derecho a la vida no hay uniformados ni paisanos, ni religiosos ni comunistas. A todos toca luchar para que se le respete su integridad física.

Cuando un guardia o un policía cae  víctima de la violencia que sacude a la sociedad dominicana, hay que levantar la bandera de los derechos humanos, y de protestar por ese hecho de violencia.

No se puede confundir la lucha contra agentes que sean represivos y que obtengan confesiones a puño y macanazos, y uniformados que son cazados por la delincuencia, con perjuicio de su vida y su integridad física.

Las organizaciones representativas de los derechos humanos tienen hoy que comprender que los agentes de policía que son victimas del delito también son dominicanos, y por lo menos un párrafo de análisis de ese crimen  se debe reproducir.

Puede ser que el mayor grado de sufrimientos por violaciones a los derechos humanos ocurra entre civiles, que es la mayoría de la población y la que en muchos casos se encuentra indefensa, pero ello no debe llevar a que se pongan un paño en los ojos, para no ver un crimen en contra de un uniformado.

Siempre hemos estado en contra de un policía o un guardia abusador, que a un detenido lo golpea y le quita la vida, o que lo interroga dándole palos. Ahora usted no se puede cegar, en esta ola de violencia han asesinado a civiles y a humildes agentes y oficiales sin distinción.

Como las organizaciones de los derechos humanos van al velatorio de un joven muerto por la violencia en exceso, así también deben y tienen que mandar a su representante cuando en medio de la barbarie cae un agente de la policía o un miembro de las Fuerzas Armadas.

Si las instituciones de los derechos humanos quieren ser representativas, tienen que albergar en su seno el dolor cuando en forma vil y salvaje muere un civil, un militar o un policía.

Todos deben descansar en paz, y que haya justicia.

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