Politica, economía

lunes, julio 01, 2013

“Cambiar todo lo que se tenga que cambiar”

Por Francisco Luciano

Aun nos encontramos en la Habana, capital de Cuba socialista. Muchos son los cambios que se vienen operando en la patria de José Martí y Fidel Castro. 

Todo indica que la dirección política de esta nación no está dispuesta a perecer por inanición, ni a dejarse aislar, por sus enemigos ni por sus tradiciones y esto se resume en las palabras del propio Fidel Castro, “cambiaremos todo lo que se tenga que cambiar”, expresadas al momento de iniciar el histórico sexto congreso del Partido Comunista de Cuba, concluido recientemente y que adoptó un con conjunto de políticas resumidas como “los lineamientos” tendentes a orientar el proceso de cambio en la forma de hacer las cosas y fundamentalmente en el campo de la economía.

El mundo ya conoce la decisión del gobierno cubano de eliminar la solicitud del permiso que se requería a sus ciudadanos para viajar a otros países, así como la decisión de aumentar hasta sesenta y siete acres la cantidad de tierras en arrendamiento a particulares permitiendo además que puedan levantar sus viviendas en dichos predios.


Cada vez más ciudadanos realizan la apertura de negocios por cuenta propia, más gente opera vehículos particulares en el transporte público de pasajeros, liberando al estado de esa pesada carga económica y a los ciudadanos de un control burocrático excesivo que dificultaba el acceso de bienes y servicios necesarios para el diario vivir.

Las reformas políticas que limitan a dos términos de cinco años en la presidencia de la republica se han extendido a las estructuras medias de dirección en provincias y municipios, cosa que promueve alternabilidad en los mandos políticos de dicha nación, así como el desarrollo de un liderazgo de relevo que contará con la asesoría de los funcionarios relevados.

Se ha iniciado un proceso de reconversión de las estructuras de dirección en el aparato estatal que busca achicar la burocracia súper numeraria fusionando varios ministerios para reducir el número de estos y de igual manera en la estructura de producción científica, industrial y agropecuaria donde las instituciones y empresas que hacen lo mismo están siendo unificadas con una estructura organizativa más pequeña y en consecuencia más ágil al momento de la toma de decisión.

Un profundo proceso de de cambios en las leyes adjetivas se encuentra en marcha y se habla de la posibilidad de reformar la constitución política para facilitar la profundización de las reformas en lo político, pues la evolución económica dentro de la revolución es indetenible y así lo asegura el presidente cubano Raúl Castro cuando afirma que “ganar la batalla económica es preservar y ampliar la revolución”. 

Algunos se adelantan a decir que los cubanos están renunciando al socialismo y que involucionan y se rinden ante el capitalismo salvaje. Esto es totalmente falso, pues si algo han dejado en claro sus dirigentes es que nadie, ningún ciudadano será abandonado a su suerte, ni será desprotegido. De igual modo las reformas  no ponen en juego la prestación gratuita de los servicios de salud y de educación para todos los ciudadanos sin importar su condición.

La gran virtud del liderazgo revolucionario cubano consiste en que siempre han puesto el oído en el corazón de su pueblo, pues todas las medidas adoptadas tanto en el campo económico como en el político han surgido del más amplio proceso de consulta que nación alguna haya realizado en el hemisferio, pues es el producto de la opinión de más de ocho millones de cubanos en alrededor de ciento sesenta y tres mil encuentros en distintos lugares del país.

Cualquier ciudadano de a pie, en las calles de la Habana o de Mayabique puede explicar con lujos de detalles cuales son las reformas en marcha, así como el alcance de las mismas, de los riesgos que se corren al aplicarlas, pero también de los objetivos que se pretenden alcanzar con las mismas. 

Resulta motivador ver a aquellos ciudadanos entusiasmados con el proceso de cambios que vive su país y cómo se muestran dispuestos a trabajar junto a sus gobernantes para superar las carencias siendo ellos, los cubanos, los forjadores de su propio destino.

El autor es catedrático universitario y dirigente del PTD.

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