Por Manuel Hernández Villeta/ A Pleno Sol
Opinión |
Hay que tender una
línea de acero para detener la inflación y el agiotismo. Tratando de
justificarse con las inundaciones de los pasados huracanes, hay comerciantes
que comienzan a aumentar artículos de primera necesidad.
No hay ahora mismo
razón ni justificación para esos aumentos. No hay en el mercado en esta
hora escasez de productos. Podría darse esa situación en un futuro, si el
gobierno no toma las providencias de rigor.
Hay que hacer una
valoración real de los daños producidos por las inundaciones. Sin fantasías,
sin deseos de principalías y de justificar ayudas, y sin la desesperación del
que lo perdió todo. La agropecuaria sufrió mucho, y hay que tomar medidas de
asistencia inmediata.
Hay sectores que ya
comenzaron a aumentar los precios de los comestibles, mientras otros están a la
espera de que se produzcan permisos para traer los víveres desde el exterior.
Si tomamos en cuenta que desde hace años la agricultura es deficiente,
cuantificar daños reales que justifiquen aumentos, es muy difícil de evaluar.
A pesar de que se
venden como productos locales, desde hace meses la mayor producción de plátanos
que se mercadea en el país viene del exterior, y pasa lo mismo con el café. La
ayuda debería ser al mini-productor, que carece de recursos para contratar
seguros y es víctima de todos los fenómenos de la naturaleza.
Antes de los males
atmosféricos se ponía en entredicho el trabajo realizado por el sector
agropecuario oficial. Ahora tiene en sus manos el momento de alcanzar la
gloria, llevando comida barata a los hogares, y al mismo tiempo salvando la
producción en crisis.-
El agroindustrial
privado luce despreocupado, sin que al parecer el fenómeno le afectara. Puede
ser pose, o un excelente manejo gerencial. Solo el tiempo lo dirá. El país no
soporta una crisis de amplio espectro que lleve los precios de los comestibles
a estar fuera de compra.
La inquietud central
es que desde hace años no hay un organismo que tenga competencia para controlar
los precios de los comestibles. Los artículos están a la oferta y a la demanda,
lo que provoca la presente crisis de agiotismo y especulación.
Para salir con buen
pie de las secuelas de estos huracanes es necesario que se levante el aparato
productivo nacional, que la agropecuaria esté de nuevo en pie, pero sobre todo
que los productos que son considerados de primera necesidad lleguen a bajo
precio a los consumidores.
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