Por Francisco Luciano
Opinión |
En varias oportunidades he escuchado a la comunicadora Consuelo Despradel,
solicitar de manera categórica que “cierren la UASD” y a más de un
profesor responder de manera agria ante tales pronunciamientos, acusándola de
estar al servicios de intereses enemigos del pueblo.
Lo cierto es que quien conoce la trayectoria de la destacada
comunicadora sabe perfectamente que no es ni anti pueblo, ni anti pobre y mucho
menos anti UASD. Ella pertenece a la generación de dominicanos que peleó
contra gobiernos de fuerza por el derecho de esa Universidad a permanecer
abierta. Ella es de los que como nadie, militó la causa por la defensa de
una UASD plural, democrática y abierta para toda nuestra juventud. Ella militó
en la generación de jóvenes que asumió la actividad política “enamorados de un
puro ideal”, sin otra pretensión que contribuir con su esfuerzo al bienestar
común.
Con la comunicadora Consuelo Despradel, se puede tener discrepancia o
coincidencia, pero si de algo no se puede tildarla, es de actuar contra el
interés nacional, porque esa dirección ha mantenido una línea coherente
entre sus posiciones y su estilo de vida honesto, austero y de respeto por los
derechos.
Cuando una persona como doña Consuelo Despradel, se manifiesta solicitando
el “cierre de la UASD” los Uasdianos debemos ocuparnos de indagar a qué se
debe, que una persona noble, defensora de las mejores causas nacionales, opine
de esa manera de la institución académica más transcendente de la nación.
El “cierren la UASD” de doña Consuelo debe asimilarse como su manera de
llamar la atención de quienes tienen la responsabilidad de conducir y
supervisar la Universidad para preservarla como una institución pertinente y de
calidad. Es su manera de rechazar el estado de miseria moral que permite
que dicha institución se encuentre secuestrada por la anarquía irresponsable
que actúa en perjuicio de la juventud que allí acude a formarse. Es la
forma que tiene de desafiarnos a ocuparnos de mejorar la UASD.
No creo que nadie de esa generación de personas luchadoras y éticas,
quiera que la Universidad desaparezca, lo que puede estar ocurriendo es que una
buena parte y dentro de ellas, doña Consuelo sientan frustración al ver a la
UASD alejarse del camino glorioso qué de jóvenes les hizo cantar con amor y
compromiso las letras del Himno de la UASD que dicen; “Centro de
vida intelectual, por cuatro siglos consagrado, de noble ciencia manantial, luz
del presente y del pasado. Eres fanal de nuestra mente, de la conciencia
orientación, del vasto mundo noble simiente y de la patria religión”.
Esa generación que dejó los poros y la piel para conquistar el fuero y la
autonomía de la UASD, no puede sentirse realizada al observar cómo grupos
de víboras y vampiros se valen de la autonomía, que ellos conquistaron
sufriendo vejámenes y persecuciones, para asignarse privilegios
irritantes y haciendo uso del fuero para proteger la anarquía delincuencial que
impide la docencia y trastorna su vida institucional.
Insistimos en que la Universidad requiere que todos sus sectores
internos reflexionen acerca de si la actual manera de
proceder, puede hacer de la UASD una institución socialmente
rentable, pertinente ante para la sociedad que la sostiene o si por el
contrario la conduce al descrédito y a la miseria moral y al aislamiento
social.
Aceptar que la Universidad requiere de cambios, es asumir el camino
de la ciencia. Permitir que la UASD busque un acuerdo con el gobierno y la
sociedad para reencontrarla con su vocación de academia trascendente, es recuperar
su espacio de Universidad líder.
La explosión de Consuelo, debe interpretarse como suelen interpretar
los médicos la fiebre en un cuerpo. Los médicos ven la fiebre como un aliado
que les indica que algo no anda bien en la anatomía que examinan y en
consecuencia les permite diagnosticar y atacar la enfermedad para
curarla.
El autor es catedrático de la UASD y dirigente del PTD.
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