Por: Víctor Ramírez Gómez
Opinión |
Desde la perspectiva nacional inmediata parecía dirimirse un conflicto
entre dos posiciones políticas que abogaban por sistemas gubernamentales
diferentes.
El Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), es la organización política con mayor cantidad de curules dentro del
Congreso, pero somos nosotros los dirigentes de la base quienes tenemos que dar
la cara en los barrios, con la misión de explicar que no estamos divididos en
dos grupos:
Los Leonelistas opuestos a una
reforma constitucional y los Danilistas, a favor.
Que mal ejemplo están dando estos
líderes a sus dirigentes. ¿Qué podemos esperar nosotros cuando ellos no pueden
ponerse de acuerdo? Es como que en un partido de béisbol sus nueve jugadores se
atacaran entre sí, ¿qué oportunidades de ganar tendremos? .
No le cambiemos el nombre a nuestro
partido que tanto trabajo le costó a nuestro líder y guía el profesor Juan
Bosch, por “asociación de partidos unidos por ideales comunes”.
Pero más allá de lo paradójico que suena
hay que analizar las consecuencias catastróficas que tendría para nuestra
República Dominicana, un partido de gobierno desunido.
No se puede trabajar por el bien de
nuestro país y de nuestro partido cuando se producen diferencias
internas.
Las reformas que necesita el país
requieren la unificación de nuestro partido, no dejemos que el fantasma de la
división que existe en otras organizaciones se apodere del nuestro.
Rogamos a Díos, a nuestro Comité
Político, a los dos grandes líderes Leonel Fernández y Danilo Medina que éstos
puedan ponerse de acuerdo por el bien del país y de nuestro partido.
Como dijo en una de sus frases célebres
la Madre Teresa de Calcuta: " Yo hago lo que usted no puede y usted hace
lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”.
El autor es: Miembro del PLD
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