Politica, economía

miércoles, mayo 24, 2017

Impunidad y justicia

Por Manuel Hernández Villeta/ A Pleno Sol
Opinión
La impunidad colectiva  y la justicia que se quita la venda, son el primer golpe mortal que puede sufrir una democracia neo-nata. Cuando se pierde la fe y la confianza en la ley, entonces surgen los caminos intermedios, las venganzas  personales, los linchamientos y lo peor, que cada cual hace lo que le viene en ganas.

Para un país avanzar por la senda del progreso, tiene primero que tener un estamento judicial creíble y poderoso. Es el equilibrio de las relaciones humanas. El crimen, el soborno, el robo no pueden salir triunfantes y por el contrario el que ose violar la ley sabe que será castigado, de acuerdo a la comisión de su delito.

Pero la justicia será solo un nombre si los encargados de aplicarla no tienen de acero  las faldas o los pantalones. Un juez venal, entregado  al mejor postor, equivale a una torcida interpretación de los códigos.. Para los dominicanos es urgente que a la diosa que se interpreta que representa a la justicia se le coloque la venda sobre los ojos y la balanza en sus manos, en señal de que a todos mide con la misma vara, y que sólo atiende a pruebas y no ve nombres sonoros ni figura  que dicen ser inmaculadas.

Pero la principal estocada que se puede dar a la justicia es que la conviertan en un sainete. El juicio a donde deben ir los culpables de un delito tiene que ser oral, público y contradictorio. Nada de aposentos o de tratos por las espaldas, es frente a la cruz y el magistrado donde se pone en libertad al inocente o se condena al culpable.

No puede haber juicio fuera de los tribunales. En cada esquina no se puede levantar un  paredón moral. Si no se tiene confianza en la justicia, entonces hay que tomar las medidas de rigor para que sea  potable y responsable. Sería un grave retroceso que nuestra aplicación de la justicia sea emular al viejo oeste norteamericano donde por una simple acusación de cuatrero se ahorcaba a cualquier vaquero sin haberle hecho el rol de audiencia que correspondería.

La justicia dominicana necesita modernizarse, ser más confiable, que no sea manejada por grupos de poder o castas sociales. Todos los ciudadanos, sean de saco y corbata, o de  los pies por el suelo, tienen que coadyuvar  en mejorar el estamento judicial. Cada cual desde su óptica tiene que aportar su esfuerzo para solidificar esa columna de la democracia nacional.

Mientras, la voz de la calle, ahora modernizada con las redes sociales, será juez y verdugo. A quien el rumor señala culpabilidad, nadie le podrá lavar la honra, si en verdad es inocente. Con sus fallas, tiene que haber esperanzas de que la justicia actúe con imparcialidad y rectitud, a pesar de ministeriales y jueces que tropiezan y no se levantan.

Los culpables de jugar con sobornos, despilfarros, sobrevaloraciones, deben ir a la cárcel, pero no solo los políticos, sino también los empresarios, los religiosos y los ciudadanos que se llaman puros, pero están carcomidos por la avaricia y el oportunismo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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